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viernes, 17 de marzo de 2017

Hueso seco. Capítulo IV parte 2

La pesadilla que Adriana tuvo fue descomunal, no fue su recurrente pesadilla de la infancia, la de la payasa, pero fue igual de aterradora, quizá más.

Primero tuvo sueños singulares, extrañísimos; fue como si pasaran una película en su mente. Era una caricatura sin audio, los personajes eran aparentemente inofensivos, eran algo así como animales. Adriana sabía que aquellas tiernas criaturillas eran malvadas, aunque no hicieron nada ofensivo, nada malo. En el sueño ella solo podía ser espectadora, no podía interferir, solo podía ver esa película con trama y personajes tan ajenos a ella que no podía creer que fueran producto de su subconsciente. Ese primer sueño terminó con ruidos horribles, como un acetato rallado tocado a alta velocidad, con esto inició la siguiente fase: Parecía que estaba despierta, estaba en su cuarto, acostada en su cama, pero sola, sin su joven esposo, sola a un nivel espiritual. No podía moverse, hacía el intento, apenas podía mover los ojos para ver partes de la habitación, Todo parecía estar en su lugar. La principal diferencia era la asquerosa iluminación rojiza, menguada e incómoda. Miró hacia la ventana, estaba abierta. Todo estaba tan oscuro, el cielo estaba negrísimo, pavoroso; no había ni estrellas, ni luna, ni brillo de ningún tipo en el cielo. Por la ventana la vista era en gran parte ese cielo, esa nada, recortada por las casas de enfrente a media luz que no confortaban nada ante el vacío. La ventana abierta atemorizaba a Adriana, le daba la impresión de que inminentemente el mal entraría. El mal, tan simple como eso, algún ente maligno pero sin personalidad, ni intelecto, ni forma, simplemente “El mal”. Un hombre se acercó a ella, se sentó en la cama y volteó a verla, “ya viene, nuestra era viene”, luego volteó a la ventana, Ella también. Por la ventana veía rostros, parecían reflejos, eran muchos. Adriana no reconoció ninguno, así que se preguntaba ¿cómo su mente pudo crear tantas facciones? Adriana no les temió a los rostros, les tuvo lástima porque se notaba que sufrían.

Luego se vio transportada a aquella horrible quebrada de Puerto Iscariote; el mar estaba picado y el cielo igual de negro que en el anterior sueño. Quiso gritar y lo intentó, quiso despertar. Cuando por fin despertó se aferró a su esposo, se pegó a él y lloró; él la reconfortó aunque no sabía que pasaba.

Adriana se puso a pensar en lo que pasaba en Puerto Iscariote  y en la reciente matanza de Hueso Seco y en aquella maldita profecía, “El hijo de Okk”. En la mañana dentro de ella brotó una determinación a hacer algo, todo lo que estuviera en sus manos. No podía explicar esa decisión, no sabía por qué debería tomarse un gran asunto general como algo personal, solo sabía que tenía que hacerlo y que lo iba a hacer; y se sentía bien el pensarlo. Era de ese tipo de decisiones de las que uno está seguro porque en realidad uno no tomó la decisión, llega como inspirada, como impuesta por el universo, el Brahma, los Dioses o en lo que se quiera creer; y por más que lesione el orgullo el saber que realmente no fue una decisión, cuando se sigue se encuentra felicidad. Adrina no sabía que era lo que iba a hacer, solo sabía que lo iba a hacer y que el siguiente paso era comentárselo a su amigo Ángel Russek.

-¿Son tus medicinas?- Le preguntó Adriana cuando vio que Russek se tomaba unas pastillas.
huesos.

-Ángel. He estado pensando que debemos hacer algo, con lo que pasa, todo está muy raro y todo parece estar conectado; lo que te pasó a ti, lo de la masacre, y lo de Puerto Iscariote. Sí, por cierto, quiero preguntarte algo sobre eso de Puerto Iscariote.

-¿Qué?

-En Puerto Iscariote, no sé si sepas, pero se han estado robando cada vez más niños para sacrificarlos a las serpientes, y las niñas “normales” están teniendo sexo con estos anfibios, ya sabes de cuales, los que parecen más reptiles que hombres. Esto me preocupa, en algún lugar creo haber visto algo sobre una profecía que se parece mucho a esto. Tú sabes más sobre los mitos. ¿Sabes algo sobre eso?

-Bueno, primero me gusta tu vestido, y mmm, bueno, sí hay una.- Soltó una risilla de que le parecía ridículo, pero como Adriana se mostró interesada, continuó.- La profecía dice que vendrá un príncipe de la raza de Okk a gobernar a los humanos. Hijo de una mujer y una serpiente de Okk, la mujer tendría que ser una especie de “elegida”, o algo así… ¡Ah! Y tenía que ser totalmente humana. Estamos hablando de una cruza de una mujer con una de esas serpientes enormes, no un anfibio.

-¿Luego que pasa?.. , Gracias, Cuando nazca el príncipe.

-La era de Okk… No, primero un periodo de transición, una época de guerra, de resistencia, luego “La Gloriosa Era de Okk”.

Adriana se quedó pensativa, recordaba a aquella chica lunática de Puerto Iscariote.
-Empiezo a creer que eso está pasando ahora, no sé, como sea yo quisiera hacer algo Russek, pero no sé qué, ¿Qué podemos hacer?

-Mm, bueno, nadie lo sabe, yo tengo la misma espinita Adriana. Los hijos de Okk no son extremistas, y sí lo son eligieron el momento más estúpido para atacar, ¿vez? Ahora la ley Firmes está prácticamente aprobada y todos ellos van a ser encarcelados, y todos los anfibios practicantes o no del culto a Okk serán perseguidos, no tiene sentido.

-Sí, creo que mientras no sepamos qué pasa no podremos hacer nada. Tenemos que averiguar más.

-¿Más investigación?

-Sí, hay que llegar al fondo de esto.

-¿Se te ocurre algo así como un libro o un artículo?

-Sí, no lo había pensado, pero sí, y ya tenemos una parte hecha ¿no? Con la investigación que hicimos.

Adriana sonreía por la alegría de que su iniciativa tomaba forma y hasta se mostraba ya iniciada.

-¿Sabes qué? Tu vestido no me gusta, es verde moco. Tus piernas es lo que me gusta.

-ah, gracias, creo. Creo que es café.

-Como sea. Nunca dejas ver tus piernas, son tan… morenas y sexis, me gustan.

-¡Russek! --La situación se hizo un poco incómoda. Adriana aun sonreía intentando atenuar la incomodidad del momento.

-Me gustaría coger contigo, como amigos.

La sonrisa se fue –Sabes que soy casada—Respondió sin verlo a los ojos.

-Sí, sí, solo decía. Yo no tengo nada contra tu esposo, debe ser un gran tipo, yo no esperaría menos de tu elección. No quiero apartarte de él, ni fugarme contigo, ni nada; solo estoy hablando de la parte física, ya sabes. Mira, no quiero incomodarte, no te lo tomes como acoso, es solo un comentario, una propuesta amistosa que puedes considerar…

-¡No!

-Ok, bien. Ya no insistiré, ni habar.

-¡Bien! No lo menciones, nunca pasó, que lo hallas dicho.- Adriana estaba roja como jitomate. “debería ser él el avergonzado” pensaba, pero “el carbón de Russek” estaba fresco, relajado y enérgico; de hecho Adriana nunca lo había visto así, simpre ha sido relajado, pero ahora su actitud tenía algo diferente. Russek no solo se atrevía a verla a los ojos, sino que solo dejaba de hacerlo para mirar sus piernas.

Por suerte las circunstancias incomodas fueron cortadas por Pinkeston, que se acercó para llamar Russek.

-Vamos Russek, ya es hora.

-Ok, sí,--Luego se dirigió a su amiga—Me tendrás que disculpar, voy a hacer un show de magia, y de lo que dijimos estamos totalmente de acuerdo ¿verdad?

-¡¿De qué?!

-Nuestro proyecto.

-¡Ah! Sí, claro.



sábado, 4 de febrero de 2017

Hueso Seco. Capítulo IV parte 1.

Conversación telefónica entre Ángel Russek y Miguel Lomelí.

L--¡Bueno!
R--¿Miguel?
L—¡Sí¡ ¿Quién es? ¿Ángel?
R—¡Sí!—Russek está algo tenso, camina con el teléfono en la mano.
L—Supe que eres libre ahora. ¿Cómo estás?
R—Miguel dime que sabes.—No quería ser tan directo, pero no se pudo contener.
L—Pues, no mucho. Perdón, estamos investigando.
R— Sí, claro—Respiró hondo para responder serenamente.
L— Hemos querido contactarnos contigo para que nos des tu versión, tu declaración. ¿Puedes venir a declarar mañana?
R—Quiero ayudar.
L—Bueno, entonces ven mañana, nos das tu declaración y platicamos…
R--¡No!—interrumpe—Lo que digo es que quiero ayudar a agarrar a quien me hizo esto, ir con ustedes y todo.
L--¡Ha! Bueno pues—hecha una risita—De hecho yo estaba pensando en eso. Pero si quieres involucrarte Russek, es cosa seria he, sería entrar de lleno.
R— Sí, ok.
L—Mira Russek, el Dr Pinkeston nos dijo más o menos los avances que tuvieron contigo, que ahora tienes control sobre ti transformado; y eso puede servir, puede ser usado.
Russek se queda pensativo y no responde.
L—Mira, ven mañana y lo hablamos ¿Sale?
Russek asiente con la cabeza y cuelga el teléfono, indiferente de que Miguel no puede ver el gesto. Luego terminó de vestirse y se fue a casa de Pinkeston.


Notas sin editar de Saúl Wenceslao para un artículo para el periódico escolar de la UHS (Universidad de Hueso Seco).

Llegamos a la casa del doctor Pinkeston. Es buena idea hacer esto aquí y no en el campus, es muy cómodo; el doctor es un buen anfitrión, muy natural, muy cómodo, seguro. Estuvo hablando conmigo un poco, diciendo que me ve talento, que llegaré lejos. Trató de que nos sintiéramos cómodos, nos ofreció canapés y vino. El vino más barato que pudo conseguir.

Solo a los de último grado de ocultismo se les invitó, y a los profesores, claro. Yo estoy aquí solo porque me tocó cubrir la noticia, pero es un mal chiste, le pedí al Doctor los reportes de la investigación, o notas de los experimentos o algo. Pinkeston, obviamente, está emocionado por esta investigación, pero no suelta nada de documentos, ni dice nada específico. Así que mi artículo será de sociales, sin la verdadera información del asunto no se puede más. Así no voy a llegar lejos como periodista, aunque eso no me interesa.

Llegó el Ing. Bruno Galen. Fue de los invitados no universitarios que llegaron temprano. Parece ser el único que puede poner nervioso al Doctor Pinkeston, parece que lo respeta mucho, Pinkeston a Galen. El ingeniero camina muy derecho, tiene un porte soberbio, como majestuoso, sí inspira respeto.

Cuando se nos acercó Pinkeston nos presentó, le dijo que yo era un chico con talento, el ingeniero no se interesó en mí.

Se llevó a Pinkeston a fumar cerca de una ventana. El ingeniero se veía preocupado y al parecer puso nervioso a Pinkeston. Me dieron la impresión de ser padre e hijo; el padre el Ingeniero Galen y el hijo el doctor Pinkeston, un hijo que no consigue que papá esté orgulloso de él. Parce que el ingeniero cortó la plática de pronto, como si tocaran temas que no pudieran hablar aquí.

Llegó el señor Ángel Russek, el sujeto de la investigación. Estuvo entre la gente un rato, ni siquiera lo entrevisté, no le vi sentido, seguro sabe tan poco de su caso como yo, como todos. Después cuando anocheció Russek se transformó, cómo ya se había adelantado, fue un espectáculo grotesco, de mal gusto, como de esos circos antiguos que exhibían deformes, y el doctor Pinkeston era el cirquero que grita “vengan a ver al sensacional hombre zombi” o algo así. Luego le puso una inyección que lo volvió humano de nuevo; explicó que eran dos fórmulas: Una que le daba control de sí mismo en su fase metamorfosea y otra, la que le acababa de inyectar, que evitaba que se transformara si se administraba antes o lo devolvía a la normalidad si se administraba después.

Cuando una periodista de verdad le pregunto de qué estaban hechas fórmulas, el doctor dijo que las sustancias eran resultado del balance entre química moderna y hechicería, luego no dijo más y no contestó más preguntas.
 ___

La maestra Beatriz murió en el atentado. Era maestra de primaria en la escuela donde asistía Lorena, de siete años, la hija mayor de Adriana Lara.

La maestra Beatriz o Bety o Betina tenía 46 años de edad, seguía viviendo con su madre, su primer novio lo tuvo a los 20 años, su primera experiencia sexual a los 27, y no tuvo mucho de ninguna de esas dos cosas a lo largo de toda su vida. Conoció al amor de su vida, a su alma gemela, a los 34, solo fueron novios dos años, hasta que el murió en un accidente automovilístico por conducir apresuradamente, iba camino a verla, tenía prisa porque ella no salía a recibirlo cuando llegaba tarde, esto por un tipo de código de orgullo, ¿Quién sabe?, lo cierto es que los dos se amaban.

Beatriz se culpó y culpó a Dios también, elevó su amor a un romanticismo que la convertiría en una amante perpetua, una gótica real, una viuda que nunca estuvo casada, una ermitaña y finalmente en una maestra amargada e infeliz. Cuando estuvo lista buscó ayuda, empezó a aceptar los consejos y la compañía de las personas que querían brindárselos, y encontró la solución a su amargura en la filosofía New Age. A fin de cuentas es un pensamiento tan criticable como las religiones a las que critica; también tiene fallas de lógica, también se basa en cosas incomprobables; pero, a diferencia de las religiones, o de las otras religiones, no condena al fuego eterno del infierno y no ve a Dios como un sujeto con personalidad que te ama, pero quiere que te avergüences y arrepientas  de los instintos que él mismo te dio; en suma, la gran diferencia es que puede hacer accesible la felicidad.

A Beatriz le sirvió eso, alcanzó la paz, se hizo más sociable y con el tiempo aceptó la felicidad y el “Amor- conciencia”. También se hizo mejor maestra porque intentaba inculcar este modo de ver las cosas a sus alumnos, a los más maduros (alumnos de secundaria y últimos grados de primaria) les explicaba la teoría del quantum, el Ho’ponopono. Con los más jóvenes intentaba no explicar nada y solo irradiar amor y energía con las vibraciones adecuadas. Aparentemente esto funcionaba porque los niños se encariñaban con ella e inversamente. 

Algunos dirían que fue una vida patética, pero los que la conocieron bien sabían que murió siendo feliz.    

La pequeña Lorena se había encariñado con su maestra, como muchos de su grupo, y ahora estaba pasando por su primera experiencia con la muerte de un ser querido. Su abuelo paterno había muerto pero ella apenas lo recordaba, con su maestra sí estaba pasando por un verdadero duelo, comprendiendo que no volvería a ver a Betina, que alguien que estaba y era ya no sería ni estaría nunca más. Aunque Lorena ya empezaba a creer en la reencarnación, y eso le daba algo de esperanza en el fondo.

Los padres de Lorena, naturalmente, la acompañaban en este proceso; la llevaban a la casa de su maestra a rezar, a pesar de sus creencias el funeral fue católico y se rezaron los tradicionales novenarios, ni su anciana madre ni sus hermanos creían en lo que ella y no se iban a arriesgar a que su alma se fuera al infierno velándola con alguna práctica pagana.


Pero Adriana faltó al tercer novenario porque ella pasaba por su propio proceso.

domingo, 16 de octubre de 2016

Hueso Seco Capitulo III Parte 2.


 “La mano de Jehová vino sobre mí y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos…”
Ezequiel 37.

Era once de marzo, el día de Okknor, según la tradición del culto a Okknor se festeja el glorioso día en que Okknor derrotó a su hermano Kumatz, paró el diluvió universal y comenzó la unión entre los humanos y las serpientes de Okk. Como cada año la iglesia de los hijos de Okk, representantes de la rama relajada de la religión, organizaron una gran fiesta; que incluía un desfile con danzas y  carros alegóricos, luego  una pelea con agua, al final el evento se clausura con cantos en idioma ceremonial.  A este evento se invita a toda la comunidad, sin importar si son parte de la iglesia o no, los Hijos de Okk profesan que todos pueden ser como ellos, a diferencia de los grupos más severos que exigen el linaje como requisito indispensable para afiliarse.

En general todo iba muy bien, el desfile mejoraba sus coreografías y sus carros cada año. Las donaciones para la fiesta no provenían solo de los miembros de la iglesia, los Hijos de Okk ya tenían cierto prestigio como organización caritativa. La pelea de globos tuvo éxito, participaron varias familias fuera de la iglesia. Participando en esta pelea o dejando que sus hijos participaran, era la manera como las familias, sobre todo las señoras, demostraban que no eran racistas, aunque en el fondo lo fueran.

Fue al final, a la hora de los cánticos cuando ocurrió una de las peores tragedias de toda la historia de la ciudad. Mientras los Hijos de Okk cantaban en su extraña, y algo escalofriante lengua, el cielo se oscureció; no se nubló ni bajó el sol, simplemente la luz se debilitó; luego aparecieron unas luces danzantes, bolas de luz que giraban y se hacían espirales incandescentes. Algunas personas aplaudieron, otros se asustaron un poco, los Hijos de Okk callaron y entonces las luces arremetieron contra la multitud; Si la luz tocaba a alguien, éste caía muerto, no había dolor; las luces simplemente les arrebataban la vida. Las luces avanzaban entre la gente dibujando ondas. Los que se quedaban a petrificarse de estupor o a intentar ayudar, también se quedaban a morir, porque las luces seguían su camino de muerte; veloces y despiadadas. Los que sobrevivieron abandonaron a sus muertos, abandonaron a sus vivos, volaron con alas de gallina.

Algunos sobrevivientes recuerdan que cuando la gente empezó a morir, el Sacerdote comenzó a gritar, gritaba “ Ahsaaa”, lo gritó varias veces, tanto que se repitió en las pesadillas de algunos; no sabían que significado tenía esa palabra, pero por lo que siguió pasando lo inferían- “Mueran, quizá”
Las luces volvieron al cielo y desaparecieron. La luz del día regresó. En total murieron 86 personas.

--Libertad--.

Llegó el día fijado para la liberación de Russek. Pinkeston organizó una fiesta para él, la había empezado a organizar en cuanto el juez dio la fecha.  Ese fue el motivo real de que no cancelara la fiesta aun después de la tragedia ocurrida, resulta que la fiesta se daría solo tres días después. Pinkeston sabía que cualquier fiesta ahora se reduciría a funeral, aun así, siguió adelante. Decía “Lo que menos necesitamos ahora es quedarnos llorando en casa”. La verdad es que era muy obsesivo como para cancelar cualquier cosa a última hora, tenía esa obsesión compulsiva que los ingleses llaman “be strict”.

--¿Qué haré ahora con mi libertad?.. ¿Qué he hecho hasta ahora con mi libertad?—

Ángel, después llevar sus pertenencias de vuelta a casa, fue a ver a Gustavo Perla. Entró a su oficina en la casa de enlace del partido, Gustavo se sorprendió.

--Hombre, ¡Qué gusto verte!—Saludó Gustavo. Russek no respondió, intentó fingir pero no pudo; se quedó viéndolo acusatoriamente. El Licenciado se puso más nervioso.

--¡Qué bien que ya te dejaron ir!.. ¿Cómo estás?

--Estoy… Libre- Suspiró lento antes de responder.

“¿Vienes a acusarme? Hazlo ya”—Pensó el Lic. Perla, pero dijo:

--Ja, sí, bien—Y se limpiaba los bigote y la barba, como un reflejo de nervios.—Russek, ¿Tú sabes lo que se dice de mí, verdad? Que yo te hice esto.

De nuevo los ojos de Russek hablaron por él. Perla movía la cabeza en negación.

--No, no, no; yo no te hice eso Russek. ¿Tú lo sabes, verdad?

--No, yo no sé quién me lo hiso. ¿Tú sabes algo?

--No, yo también quiero saber.

--Entonces algo habrás investigado ¿no?

--Pues, no mucho. Le he estado dando vueltas en la cabeza. Y no lo sé. Todos creen que es una maraña, un complot contra la propuesta Firmes, que se trata de que tú te retractes de lo que dijiste en la tele, y te conviertas en un símbolo de los derechos de los paranormales. —Dijo Perla, más suelto.

--¿Y tú qué crees?—

--No sé, Russek. Es que tiene sentido en teoría, pero… no eres visto así; o sea las cosas no les están saliendo bien, si ese era el plan. ¿Verdad? Lo único que ha logrado esto es levantar sospechas sobre nuestro partido y sobre mí, no ha afectado la Propuesta ni nada; y a mí me investigan.

--¿Quién? ¿Quién te investigó?

--Asuntos Paranormales. Sí, ellos seguro van a querer hablar contigo ¿no lo han hecho?

--No.

--Espérame—Gustavo buscó en el cajón de su escritorio un papelito con un número escrito, y se lo da a Russek.—Ellos están investigando tu caso, de seguro saben más. Háblales.

Russek salió de ahí algo decepcionado de sí mismo por haberle creído a Perla. Tenía la expectativa de que lo descubrirlo, humillarlo, gritarle, ya no de matarlo, pero sí de ver que lo metieran a la cárcel. Pero le creyó, en el fondo ya no sospechaba de él, aunque quería hacerlo.

Fue a su casa a comer, llamar a CPASP y preparase para la fiesta.

En el camino, por un boulevard rápido había tirado un bulto desecho, quizá un montón de basura o un animal muerto que los coches esparcían más cada vez que pasaban. Después de que Russek lo pasó, el tránsito se alentó, lo que le dio la oportunidad de mirar lo que era el bulto por el retrovisor. Alcanzó a ver una mano, así supo qué era esa cosa. Quizá era el primero en notar qué era, o quizá no, lo cierto es que nadie se detenía. Y Russek pensó:

“¡Ese es el problema con éste lugar! Hasta hace poco era un pueblito, un ranchito capital de una ranchería; pero en los últimos años ha tenido un gran crecimiento. Mis padres y su generación pudieron ver ese proceso, cómo se abría la flor del urbanismo frente a sus ojos. De pronto ya somos una ciudad industrial en crecimiento. El cambio de pueblecillo a ciudad ni siquiera está completo, pero de mi generación en adelante ya nacimos cosmopolitas. Si esto fuera el pueblo de mis padres alguien ya se habría fijado y el cadáver no estaría tan esparcido, alguien detendría el tránsito y rezarían por su alma. Pero mi generación y más jóvenes ni lo ven, y si lo ven dicen: seguro se mató por pendejo, se atravesó sin fijarse; luego se van antes de que paren el tránsito, como si tuvieran algo importante que hacer. Todo ese luto por lo del holocausto, esa supuesta solidaridad es puro miedo e hipocresía colectiva.”

De tras venían unas patrullas de policía a ver el atropellamiento, desde luego pararon el tránsito para poder hacer las averiguaciones y luego levantar lo que fuera posible del cadáver, Russek libró esas molestias. Luego se preguntó cómo pudo haber muerto aquel hombre, mujer o niño; y la respuesta se le hizo fácil—seguramente por pendejo--.



 




domingo, 3 de julio de 2016

Hueso Seco Capitulo III parte 1

A Ángel Russek se le encontró culpable de doble homicidio por anulación de la voluntad por maleficio, el mismo concepto que cuando los hombres lobo siendo bestias hacen sus matanzas. La sentencia debía ser de al menos siete años en una prisión especial, tomando en cuenta la falta de antecedentes, pero no fue así. Gracias al Dr Pinkeston, un hombre muy notable en Hueso Seco.

El Doctor Hernest Pinkeston proviene de una familia inglesa, él nació en Escocia durante una excursión que hacían sus padres. Un viaje vacacional que incluía aventura, faldas cuadriculadas, música de gaita y terminó con un bebé cuatro semanas prematuro. Pinkeston pasó su infancia en un pueblito de Inglaterra. A los veinte años se fue a Hueso Seco a estudiar ocultismo en la Universidad de Hueso Seco, fue un estudiante destacado. Luego se dedicó a viajar por el mundo haciendo investigación, se especializó en licantropía, en este campo hizo importantes contribuciones, lo que le valió el doctorado y el aprecio y reconocimiento de la élite intelectual. Así que cuando se postuló para la rectoría de la universidad de Hueso Seco naturalmente ganó. Como rector de la UHS ya no podía viajar tanto pero a cambio se ganó el respeto de las masas no intelectuales de Hueso Seco.

Pinkeston le pagó un abogado a Russek, alegó que Russek estaría más seguro bajo su supervisión, además que les daría la oportunidad que investigar sobre el mal que padecía. “De esta nueva y extraña condición no sabemos nada, debe quedarse en la universidad donde estamos los especialistas, que cumpla ahí su condena. Tenerlo en una prisión para licántropos sin que lo sea es peligroso, tanto para Russek, pero sobre todo para la ciudadanía. El peligro podría ir desde más matanzas como la que vimos hasta una catastrófica pandemia, no lo sabemos, ¡ése es el punto! No lo sabemos.

El Doctor Pinkeston logró convencerlos y asustarlos. A  Ángel se le dio una sentencia preferente; Se decidió que estaría encerrado en el laboratorio del campus, resguardado por custodios del Estado, sometido a las investigaciones del Dr. Hasta que éste decidiera que ya no representaba un peligro, entonces se le daría la libertad a Russek, por su colaboración con la comunidad y con la ciencia, o sea por su labor como rata de laboratorio.

Al principio Russek sospechaba de la ayuda del doctor, a quien no conocía más que de vista, pero luego la razón se le hizo obvia, Pinkeston solo quería un fenómeno para investigar, un nuevo e interesante espécimen.

Así ocurrió, Russek fue recluido a la universidad y sometido a los procedimientos de un grupo de de científicos. Desde luego fue destituido de su puesto, la ley firmes fue llevada al congreso para ser discutida, aunque debía pasar aún un tiempo para iniciar la discusión oficialmente, extra oficialmente ya había comenzado, se re encrudeció. La racista y violenta ley tenía varios partidarios que querían aprobarla, también tenía opositores un poco más,  y luchaban ferozmente para que no se llevara a cabo, quienes se defendían más contra esa ley eran sobre todo la representación anfibia en el congreso. Las especulaciones sobre la situación de Russek complicaron más todo. Poco a poco el país y la ciudad se desplomaban sobre la espalda de un camello.
__
--Artículo de opinión publicado en “Hueso colorado” un periódico nacional—

Lo que le ha ocurrido al Lic. Russek, desde luego ni es una casualidad, afirmarlo es una falta de respeto al intelecto de la ciudadanía. Con un poco de pensamiento, un poco de conocimiento de historia y sabremos perfectamente hacia a donde apuntar las investigaciones, dónde están los posibles culpables, y eso porque por ahora no se les puede llamar culpables. Recordemos que tan solo tres días antes de su desaparición Russek se pronunció a favor de la ley firmes en un programa de televisión a nivel nacional. Su partido ha estado en contra de dicha ley desde que se empezó a hablar de ella. Así que ¿Cómo un monstruo iba a estar en contra de los monstruos? Ese es el pensamiento del PBHS,  si se aprueba la ley Russek perdería toda oportunidad de tener un cargo en el gobierno, su carrera se termina, para empezar, sin tener en cuenta que nadie quiere estar sometido a los monitores que exige la ley para los “malditos”, usando los términos de la misma propuesta, el nombre que se les da es algo feo. El Lic. Ya no podrá seguir estando a favor de dicha ley porque estará escupiendo para arriba.

Las sospechas van directo al PBHS, Gustavo Perla ya declaró que siente mucho lo sucedido y que no tiene idea de quien fue, que desearía saberlo, que es amiguísimo del Licenciado, bla, bla, bla. Algo de historia; ese partido es capaz de todo ya lo ha demostrado ¿Por qué habría de extrañarnos si deja caer su crueldad sobre uno de los suyos que se desalinea. Piénsele usted. Buen día.
--
Diario de Ángel Russek

3 de Febrero

Por fin me mudé al campus de la universidad, al el área de investigación. También hay una celda para mí, pero es más cómoda que la de la prisión, tengo aquí mis pertenecías que trajeron de mi casa: mi ropa, mis libros, revistas, mi computadora, ya extrañaba mis cosas, sobretodo mis libros. Por las noches me atan a una silla como en la cárcel, sigue siendo un encierro. Pero al menos ahora puedo hablar con gente decente como el doctor Pinkeston y los otros científicos que me están estudiando.

A veces me invade un sentimiento de pánico, miedo que me da de la nada, creía que era por esta maldición, pero ya que lo pienso, es mi soledad acumulada que he cargado toda la vida, empieza a pesarme. El aislamiento al que he estado sometido últimamente me ha hecho darme cuenta que siempre he estado en aislamiento, aun cuando estaba rodeado de gente.

5 de Febrero

No he tenido contacto con el mundo exterior, extraño a la gente, personas con las que nunca hice un verdadero vínculo, personas que no apreciaba tanto. Pienso en mi amiga Sofía, me pregunto si sabe lo que me pasó, quizá lo vio en las noticias, me pregunto si se preocupa por mí. Ya nos estábamos haciendo amigos, quiero pensar, aunque siempre aceptó mi dinero. No creo que le haya afectado mucho, un poco sí, claro, pero ella sigue con su vida y sigue vendiéndose.

También pienso en Adriana, con ella sí tengo un vínculo, ella sí es mi amiga. Somos tan compatibles, desde que nos conocimos lo supimos. Cada que nos vemos nos sonreímos solo porque nos da felicidad vernos. Es  una gran amistad, aunque sí me hubiera gustado que nuestra relación fuera más sexual, y nunca lo fue, ya era casada cuando la conocí, y es de las primeras cosas que me contó, le gusta presumir a su familia, a sus hijas, lo enamorada que está de su esposo, así que desde entonces establecimos un límite, ambos, y por alguna razón somos buenos no cruzando la línea. No nos vemos como algo más que amigos, aunque a veces sin querer fantaseo con ella y me pregunto si ella hará lo mismo conmigo, no veo porque no.   

Es curioso que no pienso mucho en los hombres que maté, no me siento arrepentido, hago un poco de esfuerzo para no pensar en ellos, solo desvío mi mente a cualquier otra cosa, y veo que ese poco de esfuerzo fue más que suficiente, entonces vuelvo a pensar en ellos solo porque no me parece correcto. Siento algo de culpa por no señor culpa, aunque no sé si debería sentirla, no recuerdo nada, no lo hice conscientemente.

12 de Febrero

Quisiera tener dudas sobre quien me hizo esto, pero es obvio, fue mi propio partido, Jaime tenía razón. Quizá Gustavo lo sabía, quizá él mismo dio la orden, yo que lo respetaba y quería, maldito traidor hijo de puta, lo voy a matar cuando salga de aquí, con las mismas garras venenosas y malditas que me puso.  

19 de Febrero

Ya no soporto el encierro. En el día me da pánico, conforme va atardeciendo me voy sintiendo bien, cuando oscurece me siento eufórico, alegre, enérgico. Pero encerrado no me sirve de nada. A 7: 30, cuando más poderoso me siento, me atan a la silla, luego empiezo a sentir una gran desesperación. Pinkeston dice que con la desesperación comienza la transformación, yo le creo, la desesperación sube poco a poco, durante unos 40 minutos; grito, tiro de las correas y cadenas, luego siento como mis huesos cresen, duele, y veo todo en rojo, al final no veo nada y recuerdo nada, como si quedara desmayado.  Es entonces cuando quedo convertido en ese monstruo que tanto asusta a los científicos, el monstruo que gruñe, grita e intenta escapar de la silla para comerse a los hombres que lo estudian. Compadezco un poco a los investigadores, les está afectando soportar eso cada noche, se ve en sus ojos que no duermen bien, seguro les causa causo pesadillas. Antes me enseñaban los videos, para ellos era aún un poco duro ver los videos, pero para mí era insoportable porque yo sé que esa horrenda criatura soy yo.

27 de Febrero


El doctor dice que están haciendo avances con el veneno que obtienen de mis garras, que pronto podré ser libre, espero que sí, necesito salir, afuera están pasando cosas importantes y no puedo quedarme aquí, necesito regresar al juego. 

sábado, 7 de mayo de 2016

Hueso Seco capitulo II parte 2

Se anunció el rapto de Russek, se pidió ayuda a la gente para identificar los cadáveres de los que ahora estaban aún más muertos, era la única pista que tenían.
Esa noche recibieron el reporte de que un monstruo vagaba pro la ciudad, una criatura antropomorfa de poco menos de cuatro metros de altura, piel azulada, largos brazo, y que tenía garras negras, y largas. Reportaban que la bestia estaba descontrolada, furiosa.

Para Adriana Lara la semana fue pesada, la CEPASP puerto Iscariote  estaba  muy activa y como observadora tenía mucho que observar, y algunas cosas eran difíciles de observar. La CPASP  monitoreaba el risco de los sacrificios pero la secta movía sus atroces cultos a otros lugares. Un día fueron hasta un islote cercano al risco porque había rumores de que una noche antes alguien había hecho una fogata ahí. Efectivamente habían prendido fuego, un sacrificio, una inmolación para Okk el Dios serpiente. Según la tradición de los discípulos de Okk el sacrificio es más agradable a él si queman a la víctima en vida. Sobre un montículo de huesos quemados y leña estaba, como coronando el montículo, el cráneo de un bebé, negro, calcinado y si ojos, aún con carne chamuscada pegada al hueso. Fue duro verlo para Adriana, pero se esforzó, incluso sacó una foto para su reporte, lo difícil entonces fue dejar de verlo cada que cerraba los ojos.

Una noche, dos días después del macabro hallazgo los agentes de CPASP capturaron a una jovencita que se dirigía al mismo islote en una lancha de remos, ya estaba en el mar una lancha patrulla de CPASP, el llanto de un niño los alertó. Cuando se acercaron a la lancha la adolescente se vio acorralada e intentó un escape desesperado; arrojó al otro tripulante al mar, un bebé de dos meses de edad, luego ella se lanzó con dirección a la orilla, tenía la intención de llegar nadando. Como el mar estaba picado y frio al final tuvo que ser rescatada igual que su víctima.

La joven del absurdo plan pasó la noche en el mismo hospital que su víctima. A la mañana siguiente agentes de CPASP fueron a interrogarla.

-¿Tú quemaste al otro niño?- Preguntó directamente el agente Fonk del Escuadrón Especial.- La mujercita de dieciséis años no respondió, parecía que simplemente no le importaba nada de lo que estaba pasando, estaba acostada mirando al techo.

-Es inútil, está totalmente lunática- dijo Fonk.

-Bueno, no es necesario que hable, en la lancha llevaba todo: Leña, cerillos y gasolina. La podemos procesar por lo del niño que encontraron y esto es intento de homicidio y eso sino… Bueno, el bebé está muy delicado-Agregó Evelin, directora de CPASP Puerto Iscariote, luego se dirigió a la demente. 

— Vas a ir a la cárcel niña loca.
La muchacha empezó a reír, una risilla ahogada, levantó la cabeza y vio directo a Evelin y dijo:

--Y que ganan con encerrarme, ¿creen que pueden con ellos, con nosotros? Ustedes ya perdieron. Vendrá el hijo de la serpiente y ustedes serán… No serán nada.

--Ha niña estúpida, ¿crees que te aceptarían como uno de ellos? ¿Crees que te tendrán piedad?

--Es el lado ganador y ya me aceptaron, me cogieron, me entregué a ellos, ahora yo soy parte de ellos y ellos de mí— Al decir esto último se puso una mano en el vientre.

Encontraron a Russek al siguiente día de su desaparición. Fue visto encerrado en una finca abandonada, el edificio estaba cerrado con un enorme barandal y tenía grandes paredes, no había forma de que Ángel saliera, así que tampoco parecía lógico que hubiera podido entrar, pero al parecer lo hizo. La CPASP acudió de inmediato, vieron a Russek sucio con sangre y otros restos, enfermo, perturbado y desnudo, y descubrieron los dos cadáveres esparcidos por todo el lugar.

De camino a la central le hicieron un interrogatorio inútil.

--¿Sabes qué pasó?

--No.

--¿Sabes quiénes eran ellos?

--¿No puedes recordar nada?

Russek hizo el esfuerzo de recordar, era difícil.— No, solo recuerdo que conocí a Medina, un cadáver que jugaba ajedrez con una chica, casi una niña.

“Quiero irme a mi casa y bañarme, apesto.”—Agregó.

--Perdona Ángel, no puedes.

--¿Por qué?

--Porque estuviste en la escena de un crimen.

En la central estaba el Escuadrón Especial, estaban indagando en el caso, iban a interrogar a Russek pero se les adelantó la inutilidad de ello, así que permitieron que se duchara, mientras ellos seguían pensando en lo sucedido.

Russek fue encontrado cerca de donde fue visto el monstruo azul por última vez. Este hecho los 
mantenía ocupados ahora, especulando. Analizaban con cuidado un video de la criatura que recibieron la noche anterior. En ese video grabado con un celular se veía al monstruo. Era como un zombi de casi cuatro metros de altura, robusto con los brazos desproporcionadamente largos, de su piel solo se apreciaba que parecía estar descompuesta. La criatura era torpe, se le oía gruñir y se le veía columpiar sus brazos al caminar. Se vio como de un salto llega a la azotea de una casa  y de ahí a otra así pronto se pierde del plano del video. Medina y los otros detectives que analizaban el video ponían atención a cada detalle que pudiera ser una pista que los llevara a saber que era esa cosa y si tenía algo que ver con la desaparición de Russek. Analizaban la ropa que llevaba puesta; una camiseta rota por todos lados, los harapos que parecían haber sido un pantalón parecían estar sujetos por un cinturón, aunque no se veía con claridad. En una parte del video se vio parcialmente la cara de la bestia, había sin duda cierto parecido, sumado esto con lo demás la sospecha que estaban tratando de evadir se justificada.


En cuanto Russek salió del baño, ya vestido con un uniforme que le prestaron, fue detenido.

domingo, 14 de febrero de 2016

Hueso Seco. Capitulo 2, parte 1.

CAPITULO II
Russek se despertó y fue saliendo poco a poco de su letargo. Sintió en la boca un poco el metálico sabor de la sangre. Comenzó a notar que no estaba en su cama, ni en su casa, y también notó que su boca no se abría, estaba un poco pegada. Abrió la boca con un poco de esfuerzo, descubrió que la tenía sellada con sangre coagulada, restos de carne cruda y una pisca de excremento, la bocanada de aire que inevitablemente tomó al abrir la boca lo hizo saborear todo eso; vomitó, vomitó carne cruda mal digerida, al sentir el sabor y el olor vomito de nuevo. No era solo por los desagradables sabores y olores, su estómago estaba sobrecargado de carne y ahora la rechazaba así que siguió volviendo el estómago.

Luego notó los cadáveres que estaban cerca de él. Al parecer dos hombres adultos, descuartizados y destripados brutalmente, estaban por todas partes, la mayor parte de los torsos estaban muy cerca de él. No hacía falta pensar mucho, si alguien hubiera juntado todos los restos aun estarían incompletos los cuerpos, pero a cada descarga de vomito de Russek les faltaba menos, se hacía más obvio, pero igual de inaceptable que la carne que les faltaba a esos cadáveres estaba dentro de él.

Le llegan a la memoria recuerdos que no puede ubicar en tiempo; recuerda haber conocido al director de CPASP, Miguel Lomelí, y al capitán Medina, un cadáver difícil de olvidar, recuerda vagamente haber hecho una jornada de observación normal. Esos eran recuerdos de dos días antes de esa mañana.

El día anterior, que Russek no recordaría nunca, estuvo trabajando, quería observar el trabajo del Escuadrón Especial, el equipo de élite al que le dejaban los asuntos más difíciles; ya había conocido al capitán. Pero ese día salieron de caza.

Recientemente un caso se catalogó como “especial”: Un hombre llevaba algunos días matando gente descaradamente; a plena luz del día y aparentemente al azar. Se ponía detrás de su víctima elegida, con una mano le sujetaba la cabeza y con un cuchillo que llevaba en la otra les abría la garganta y no lo soltaba hasta que se desangraba por completo. Luego se iba con toda calma. La policía intentó detenerlo, se defendió, los policías tuvieron que disparar. Dos oficiales muertos, uno herido y perturbado, y al menos 15 balazos acertados que no dañaron al tipo, fue suficiente para que el caso se turnara ala CPASP, los agentes de ésta lo encontraron y de una manera desafortunada (una baja), descubrieron que era también inmune al plomo bendito. Un reto adecuado para el EE, el Escuadrón especial.

Ángel pidió ir con ellos a ver la acción, pero le dijeron que sería imprudente, demasiado peligroso, desde luego no se lo permitieron. Como no pudo acompañar al EE, le dio seguimiento al trabajo de un agente común; fue con el oficial Emiliano Landeros a patrullar en una jornada normal. Primero fueron a atender un reporte de un zombi fuera de control en un barrio de clase media. Cuando llegaron estaban algunos vecinos en la calle, hablaban, estaban esperando a los oficiales, otros solo se asomaban por sus ventanas y no había ningún zombi.

-Buen día, tenemos un reporte de un zombi fuera de control.-Dijo el oficial Landeros a la pequeña multitud.

-Sí, yo llamé-Era una señora delgada, con aires de cultura- El zombi estaba aquí hace un momento, pero ya lo metieron; es de la señora que vive ahí- señaló la casa.

-Vieja bruja- gruñó en voz baja uno de los metiches.

-¿hay algún herido?- Preguntó.

-Esta vez no, pero no tardará en haberlo –Dijo la señora con frustración, y la voz se le quebró cuando continuó diciendo:- Mis hijos estaban jugando aquí afuera cuando esa cosa salió.

-Es peligroso, el otro día se comió a un pero- Se entrometió un vecino, los otros lo secundaron asintiendo con la cabeza y frases como “si cierto”.

-¿Reportaron eso?-

-¡No! Era un perro de la calle, no era de nadie.- Respondió otra vecina.

-¿Qué? ¿Se la van a llevar o qué?- Preguntó la delgada, que parecía a punto de romper en llanto de rabia e impotencia.

Emiliano Landeros tomo un respiro para prepararse a decir lo que la mujer ya sabía que iba a escuchar- Bueno, no podemos hacer mucho si el zombi no está en la vía pública.
La señora lanzó un quejido – sí, ya sabía. No van a hacer nada hasta que en vez de un perro sea un niño.- Las lágrimas y los sollozos se le escaparon, una vecina la consoló. Las miradas de desprecio y enojo pesaron sobre Landeros, incluso sobre Russek.

-Vamos a intentar hablar con la señora-Sabía que no los contentaría, pero él se sentía mejor intentándolo.

La conversación con la dama poseedora del cadáver fue muy corta. No los dejó pasar, ya tenía una acta de defunción en la mano, se las enseñó y les dijo- Es mi esposo y haré lo que yo quiera con él, ustedes no se lo pueden llevar. Váyanse.

El oficial Landeros les dijo a los tres vecinos que quedaban, la delgada que llamó ya no estaba entre ellos, que “estarían al pendiente”, ellos no le creyeron, él tampoco se creyó, el deber  estaba cumplido.

Russek pensó en lo horrible de la situación de una viuda que revive a su esposo. “La mujer no puede superar la muerte de su marido y lo resucita. Pero ¿Qué tanto aquella criatura seguirá siendo su marido? ¿Cómo podría alguna vez llegar a aceptar su pérdida cuando una cosa que alguna vez fue su esposo sigue caminando por ahí?” Pensamientos espeluznantes y algo interesantes, pero se obligó a cortarlos cuando figuró el ellos la horrorosa imagen de la necrofilia.

Les quedaba aún una jornada de decepcionantes misiones, se dirigían a la siguiente, un 218, un reporte de un hombre que aparentemente perdió la capacidad de erección por artificio de la bruja de su exnovia. Iban por un boulevard muy transitado, una camioneta blindada, del tipo que transportan valores, les cerró el paso de pronto. El oficial Landeros tenía buenos reflejos pero no pudo evitar chocar, detrás de él una larga fila de autos tampoco pudieron evitarlo.

La camioneta se separó, y las puertas traseras se abrieron empujadas por la fuerza de media docena de zombis que se abalanzaron contra el coche patrulla. Los zombis golpearon el parabrisas antibalas con fuerza pero solo lograron estrellarlo. Ángel salió del auto huyendo, corrió por un lado de la fila, cuatro zombis lo siguieron. Pronto Russek quedó sin escapatoria, el tránsito del boulevard no le permitía avanzar más allá de donde terminaba la carambola sin ser arrollado,  recordó que tenía el revolver de Jaime, lo sacó, apuntó, y… Nada, el martillo no estaba en su lugar, desesperadamente lo acomodó, los zombis ya casi lo alcanzaban, volvió a disparar; fracasó como tirador, falló el tiro y el culetazo le lastimó la muñeca. Los zombis lo capturaron, lo metieron al último auto de la fila, un charger 64 negro que ya tenía la puerta abierta y el asiento del copiloto echado para adelante, dos zombis entraron con él para inmovilizarlo. Antes de arrancar el conductor le inyectó algo a Russek, entonces todo se desvaneció, vio todo borroso, luego no vio nada, calló en un sueño.

Después de acabar con los dos muertos, Landeros fue a buscar a Ángel, ya no lo encontró a él, solo a otros dos zombis que también tuvo que abatir; Fueron tan duros de re-matar como los primeros, ninguno se calló con menos de cinco balas benditas, Landeros nunca antes se había enfrentado con zombis tan resistentes. Al no encontrar a Russek no supo que hacer por un momento, luego recordó la camioneta blindada, corrió rápido, pero ya era demasiado tarde, no se veía la camioneta por ningún lado.

El oficial Emiliano Landeros terminó de aceptar la situación hasta que lo comunicaba por radio a la central “raptaron al observador”.

Lomelí tomó el asunto en sus manos. Se llevaron los cuerpos a examinar, y Lomelí se dirigió con algunos hombres a hacer investigación por su cuenta. El comandante condujo el auto, ni siquiera dijo a donde los llevaba. El hombre que por lo generar era callado y de mirada severa se puso aún más serio, sabia la seriedad del asunto.

Conforme se fueron acercando a su destino, la mayoría de los agentes se dieron cuenta de a dónde iban, algunos ya habían ido, a otros les platicaron quien vivía por aquel barrio. Valerio el levantamuertos, especialista en resucitar cadáveres para crear esclavos zombis. No es que fuera el único dedicado a levantar muertos en la ciudad, pero si el mejor, se ganó su fama por hacer zombis resistentes para el trabajo duro, o para el combate, zombis que incluso podían seguir atacando aunque les volaran la cabeza, según contaba la gente, el mejor de la ciudad, probablemente el mejor del país.

Lomelí llegó directo a golpear con fuerza la puerta y a gritar “ Valerio sal ahora”, pero no esperó respuesta, él mismo abrió la puerta y entró. El hechizero estaba haciendo un “trabajito” de vudú con un muñeco de trapo, cuando el comandante Lomelí y sus hombres entraron, Valerio escondió el muñeco bajo un sillón, pero solo fue un impulso, una costumbre arraigada que ya no tenía sentido porque desde hacía mucho tiempo y experiencia que Valerio no le temía ni a la policía ni a la CPASP, incluso se sonrojó un poco de su infantil reacción.

-Buen día oficiales ¿tienen una orden de cateo?- dijo Valerio tranquilo.

-¡Cállate! Ya luego me ocuparé del papeleo, aquí hay suficiente evidencia- Lomelí sacó el muñeco de trapo de su escondite.- Vas a cooperar, o no solo haré que te pudras en la cárcel, además veré que te hagan un muñequito de estos para regresarte cada mal que has hecho.

-¿En qué te puedo ayudar Miguel?-

El comandante Lomelí le pidió un folder a uno de los oficiales, lo abrió y le dio las fotos que contenía al hechicero. Eran fotografías de los zombis que Landeros abatió.

-¿Esos zombis tú los hiciste?- Preguntó Lomelí.

-No lo sé- respondió el hechicero mientras examinaba calmadamente las fotos- he hecho muchos y no me puedo acordar de todos- Era listo y con mucha experiencia, sabía bien que su oficio estaba dentro del cobijo de una profunda grieta legal.

-Costó trabajo tumbarlos, a este le tuvieron que dar siete tiros, con balas benditas. Es un trabajo bien hecho, como los tuyos.

El levantamuertos se sorprendió sinceramente -Me alagas Miguel, pero mis trabajos no son tan buenos, mis zombis no soportan el plomo bendito. No quisiera admitirlo, pero sí es como dices, esto lo hizo alguien mejor que yo.

-Entonces dime quién.

-No sé- Hizo un auténtico gesto de ignorancia con hombros y cara.

-Vámonos- Les dijo Lomelí a sus subalternos, luego se dirigió a Valerio- Luego volveré por ti- le apuntaba con la misma mano con que agarraba al muñeco.


-Aquí te espero Miguel- Valerio el levantamuertos echó una sonrisilla al despedirse porque sabía que Miguel blofeaba y Valerio se aseguraba de que aquel supera que él lo sabía.

viernes, 26 de junio de 2015

HUESO SECO CAPÍTULO 1, PARTE 2.

Para cuando volvieron a la sala ya habían llegado Adriana Lara y Gustavo. Adriana era muy amiga de Russek, se conocieron en reuniones del PBHS, Gustavo el presidente de la comisión, también lo conocían por el mismo partido, gracias a él Adriana y Ángel estaban ahí. No los estaban esperando, estaban hablando, hablando cosas por las que no valía la pena esperar por nadie, básicamente se estaban recordando cosas que ya sabían y se deseaban buen viaje; pues ese día se irían todos, excepto el presidente, a hacer observación en las oficinas de la CNAP (Comisión nacional de Asuntos Paranormales). 

Jaime iría a la ciudad de San Benito, Sandra Barroso a Dos Aguas, Manuel a las oficinas de Valle de Mosca, Miguel Ángel se quedaría a observar la oficina de CNAP capitalina, y Adriana Lara viajaría a Puerto Iscariote.

Se despidieron algo emotivos pues durarían al menos dos semanas sin verse, luego partieron, cada uno a su destino, ya los esperaban cuatro automóviles con cuatro choferes, No se tomaron la molestia de contratar transporte para Russek, él se negó, conduciría su propio auto y se hospedaría en su propia casa, después de todo las oficinas capitalinas de CNAP estaban a unos veinte minutos.

Adriana hiso casi cuatro horas en llegar, puerto Iscariote está a unos 150 kilómetros, lo normal es que se haga tres horas con tránsito ligero, la carretera estaba muy poco transitada, como siempre, pero el chofer conducía lento, no le gustaba correr riesgos. Adriana se distrajo viendo el paisaje.

El nombre de Puerto Iscariote sí es, por cierto, referencia a Judas Iscariote. Cuando se fundó Hueso Seco como Estado Nacional algunos de los lugares más malditos conservaron los nombres despectivos y algo tenebrosos que los pueblos fundadores les pusieron cuando lo que menos querían era extenderse hacia aquellos lugares o siquiera acercarse. Por eso los nombres tan pintorescos como Puerto Iscariote. A valle de la mosca le pusieron así por la costumbre de los nativos de sacrificar animales, y a veces personas, y dejarlos a la intemperie. San Benito es una excepción, allí se fueron algunos fundadores cristianos y quisieron exorcizar ese lugar maldito.

Adriana llegó al hotel, ya el día siguiente empezaría con el trabajo, primero había que darse un baño, comer algo, y hacer tiempo, algo de turismo tal vez, así estaba programado.

Llegó a un hotel humilde, algo que se tambaleaba entre posada y hotel, para ser posada era mucho, pes tenía un lobby, para ser hotel no se merecía una estrella a pesar de las dos que exhibía en un anuncio que decía “Hotel Santa trinidad”. Aunque a nadie le sorprendería si en los datos oficiales quedara registrado un hotel de lujo para cada observador, incluso para Russek.

No era solo que el gobierno fuera tacaño y corrupto, en realidad era de lo mejor de la zona, Puerto Iscariote no es un lugar muy turístico a pesar de que tiene sitos naturales prácticamente vírgenes, muy pocos quieren verlos. Si tiene visitantes, es una vez porque por lo general no vuelven.
Es algo extraño que tiene, dicen los visitantes cuando se les pregunta qué no les gustó, es algo en la brisa, en el mar. Algunos visitantes nacionales están un tanto acostumbrados a sensaciones extrañas en sus ciudades natales, aun así les incomoda.

El chofer la ayudó con su equipaje, se despidió y se fue.

 Adriana preguntó por su cuarto, se dio una ducha y se quedó dormida, tubo sueños extraños que no recordó al despertar pero que le dejaron una sensación ligera de miedo.

Comió en una cafetería a una cuadra del hotel, unas quesadillas con un sabor muy por debajo de sus estándares de lo que está bueno, “en las costas todo lo que no son mariscos o pescado sabe mal”, Adriana ya lo sabía, ya lo había comprobado, “parece que alimentan a las vacas con algas y les dan de beber agua de mar y eso les da el sabor”. A Adriana le gustan los mariscos, nada como unos camarones empanizados o un buen filete para ella, pero aunque tuvo la ocasión de cualquiera de estas dos, ya fuera en la cafetería o en el restaurante a media cuadra, prefirió pedir un par de quesadillas.

Cuando probó el decepcionante sabor de la carne y se preguntó por qué pidió aquello se dio cuenta de que, inconscientemente  estaba evitando al mar y todo lo que tuviera que ver con él. No fue al restaurante porqué está media cuadra más cerca del mar, no pidió pescado porque lo sacaron del mar, es una mujer con buen gusto y buen sueldo, siempre hubiera preferido un filete en un restaurante a unas quesadillas en una cafetería. Se dio cuenta y supo que era a causa de ese sueño que no podía recordar.

Volvió al hotel, era temprano pudo haber ido a comprar algo o pasear, pero tuvo miedo de pasear sola por esa ciudad, no parecía buen lugar para hacer turismo, nadie la guiaría, la gente no estaría acostumbrada a tratar a turistas, ni mucho menos a cuidarlos. Preguntó a la dueña del hotel sobre cómo llegar a las oficinas de la CNAP.

—Tienes que agarrar el autobús, la ruta 16, en la calle a tras de ésta, el autobús te deja en frente. ¿Va a reportar algo señorita?—Respondió y pregunto la señora que apenas tenía cumplidos 60, pero se veía más avejentada.

Adriana sonrío, casi rio,  un triunfo personal tener casi cuatro años de casada y dos hijas, y aun así tener cuerpo y pinta de soltera.

—No, voy a hacer observación, trabajo. —Respondió Adriana aun con la sonrisa triunfal.

— ¡Ho sí!, su reservación está a nombre del Gobierno Nacional ¿verdad?

—Aja, sí.

—Es para que se apruebe esa ley ¿verdad?

—Pues, es para darles a los congresistas información objetiva, para qué ellos vean que tanto se necesita la reforma, finalmente ellos tienen la decisión. —Explicó la joven.

—Pues ojalá que la aprueben, para a ver si se van todos esos… Ya sabe. (No quiso decir quiénes).
La vieja vio disposición a la plática en los grandes y un poco saltones ojos de Adriana, y la invitó a sentarse en las sillas del lobby para charlar más a gusto, “que al cabo casi ni hay chamba”  argumentó la señora.

Las baratas sillas de playa, que visualmente desencajaban en un lobby, resultaron ser cómodas y dese ese punto de vista, adecuadas al lugar, todo se veía desde otra perspectiva, ya no era un hotel tan feo, desde ahí parecía rústico, mucho tenía que ver la relajación de acostarse cerca de la calle viendo el nublado y semiurbano paisaje, un poco sombrío. Para Adriana el hotel se ganaba una estrella de las que anunciaba, y cuando la señora sacó algunas cervezas enlatadas de un pequeño refrigerador, se ganó la otra.

Hablaron largamente. La señora mayor habló de su familia, de su fallecido esposo, de sus hijos que no viven en la ciudad, ni le ayudan con el negocio, pero la visitan. A Adriana le gusta presumir de sus hijas cada que puede así que habló de ellas, aunque tuvo que aceptar que tenía poco más de la mitad de los años de la señora y un esposo. A la señora le sorprendió oír esto, de hecho Adriana luce como de diecinueve o veinte años, a todos les sorprende saber que no es así.
Luego, fue cambiando el tema hacia lo que pasaba en aquella ciudad. Hablaron sobre “esos”. Y fue una conversación interesante.

Resulta que la señora no era católica realmente, siempre fue una cristiana protestante a medias, y lo seguía siendo, aunque sí llegó a ir a la parroquia de la ciudad. Solo le puso ese nombre al hotel para mantener lejos a “esos”, ya que los católicos tienen, en ese lugar, fama de ser muy devotos, fanáticos, eso tendría que incomodarlos.

Cuando la señora decía “esos” se refería, obvio, a los anfibios ortodoxos. Los anfibios son, en síntesis, una raza, un pueblo emparentado con Okknor, un Dios serpiente gigante. Los anfibios ortodoxos adoran a esa serpiente y le dedican sacrificios, matan ganado y humanos, los sacrificios humanos son los más honrosos. “Esos” de vez en cuando toman a las personas por la fuerza, bebes, niños, adultos, los llevan a una quebrada y los arrojan en sacrificio a su Dios. El sacrificio es recibido a través de unas serpientes gigantes también emparentadas con Okknor, pero en línea más directa y sin genes humanos. Se dice que la cruza entre estas serpientes con seres humanos es el origen de los anfibios.

—Están matando más gente últimamente, apenas hace una semana se robaron a un bebé, se lo quitaron de las manos a su mamá.

Adriana ya sabía toda esa información, sabía lo de los anfibios en la zona, lo numerosos y peligrosos que eran, sabía, por datos estadísticos, que había un aumento en la frecuencia de reportes de desparecidos y de homicidios de culto en el área. Pero comprobó que leer estadísticas es muy diferente a que te lo diga una persona que vive eso de primera mano.

—Sabe señorita, lo peor…—Dudó un poco la mujer, tal vez no era lo peor, era difícil escoger un solo hecho horrible para denominarlo “Lo peor de todo”, terminó por convencerse de que al menos desde un punto de vista Sí era lo peor. — Lo peor de todo es que algunos muchachitos se interesan por esas cosas, muchachos y muchachas normales quieren hacerse de su religión y hasta “mezclarse” con ellos.

 La dama podría oírse racista, y lo era, pero no se le puede culpar de perturbarse al pensar en gente normal fornicando con anfibios, porque ella no se refería a los anfibios que tienen mucho más material genético humano que de serpiente y que no son practicantes. Ella se refería a los, digamos “verdaderos anfibios”, una raza que posé alrededor de la mitad de genes humanos y la otra mitad de genes de serpiente, muy fáciles de identificar: Cabeza de reptil, cola, escamas, que además practican devotamente su horrible religión.

 En Puerto Iscariote prácticamente todos los anfibios que hay son ortodoxos, de hecho los anfibios más devotos de todos lados se mudan hacia allá, porque ese lugar tiene algo especial para ellos, es el mar donde viven esas serpientes, la quebrada donde hacen los sacrificios y aquella isla no muy lejana a la costa donde viven los anfibios más horribles, en todos los sentidos.
En Puerto Iscariote, a diferencia de cualquier otro lugar, si se habla de anfibios se habla de estos “verdaderos” anfibios.

Adriana no sabía nada sobre esa última noticia pero no le perturbó tanto como a esa mujer.

Luego de la charla Adriana subió a su habitación, leyó un poco para matar el tiempo, también vio la televisión, estaba aburrida pero no quería salir a dar una vuelta. Cuando se llegó la hora de cenar fue a la misma cafetería donde tomó la comida, ya no pidió quesadilla, prefirió cenar una rebanada de pastel y café.

En la cafetería había un pequeño evento cultural, unos chicos que estaban recitando poesía para los comensales. El joven que tenía el turno recitaba himnos a la noche de Novalis, Adriana escuchaba algo distraída las bellas palabras que no reconoció, pues de poesía nada sabía.

“Descendamos al seno de la Tierra,
dejemos los imperios de la Luz;
el golpe y el furor de los dolores
son la alegre señal de la partida.
Veloces, en angosta embarcación,
a la orilla del Cielo llegaremos”.

Apenas terminó de cenar; se fue, las ganas que tenía de quitarse el aburrimiento, por alguna razón se le fueron y de pronto lo que más quería era descansar.

“Loada sea la Noche eterna;
sea loado el Sueño sin fin.
El día, con su Sol, nos calentó,
una larga aflicción nos marchitó.
Dejó ya de atraernos lo lejano,
queremos ir a la casa del Padre”.

Esa noche tuvo un sueño, un sueño que tenía de vez en cuando, cuando era niña y adolecente. En el sueño la perseguía una mujer payaso, le causaba un enorme miedo. La payasa no era un monstruo horrible, solo era una mujer madura, de hecho algo atractiva, pintada de payaso. Pero a Adriana la daba terror cada que la soñaba, y va sabía por qué.

Cuando Adriana Lara era una niña de seis años; su mamá la llevó a ver un show infantil, era una cuenta cuentos reconocida, en su ámbito. No fue en un teatro sino en un aula más adecuada al tipo de público, al no haber butacas podían poner tapetes y cojines para que los niños se sentaran a la altura del suelo, y como no había tapanco la cuentacuentos podía interactuar mejor con su audiencia.
La pequeña Adrianita estaba en primera fila junto con su hermana de tres años, la juglar había iniciado el show con la calidad esperada, pero de pronto sufrió un ataque, Adriana nunca supo con seguridad qué tipo de ataque. La cuentacuentos calló y convulsionó, por un momento los presentes se preguntaron si era parte de la presentación, pero no podía serlo, nadie se dejaría caer así para entretener niños.

Murió rápido, antes de que pudieran intentar ayudarla, murió en frente de esos niños. A la pequeña Adrianita nunca se le olvidaría cómo aquella mujer con maquillaje de fantasía echaba espuma por la boca y moría justo frente a ella, tan cerca que incluso la cabeza de la mujer rosaba las rodillas de Adrianita, que estaba sentada de medio loto.


Un tiempo después de eso iniciaron las pesadillas, Adriana, la niña, le tenía miedo a aquella mujer, le tomo algo de tiempo y mucho de esfuerzo entender que la cuentacuentos no era mala, que solo tuvo la mala fortuna de morir en la presencia de ella y los otros niños. Obviamente su subconsciente nunca lo terminó de entender, aunque había pasado ya mucho tiempo desde la última vez que tenía ese sueño, desde que era adolecente. Ahora por algún motivo regresaba y lo hacía dándole el mismo miedo que antes.

jueves, 18 de junio de 2015

HUESO SECO. CAPITULO 1

Hueso Seco
CAPITULO I

Al amanecer Russek repasaba en su mente lo que pasó la noche anterior. Antes de dormir no le había parecido tan importante, incluso durmió bien esa noche, solo ahora le estaba tomando un poco de importancia aunque tal vez a un no la importancia que merecía lo que hizo esa noche, lo que dijo esa noche, las palabras que lo condenaron.
La tarde anterior una reportera llamó por teléfono para pedir una entrevista con el Lic. Gustavo Perla, él director de la Comisión de investigación de asuntos paranormales (la comisión temporal encargada de recopilar información que fuera útil para que el congreso tomara una decisión sobre la reforma a la ley de asuntos paranormales). Gustavo se negó así que la periodista pregunto si alguien más le concedería la entrevista, Russek se ofreció. Y esa misma noche después del trabajo guiaron a Russek hasta los estudios de grabación.
El set tenía cómodos sillones queriendo crear un ambiente de confianza, la joven reportera estaba sentada en un sillón individual y Russek a un lado en uno mediano, como para tres personas.
En la entrevista hablaron de lo que se esperaba, sobre la propuesta de reforma a la ley de asuntos paranormales, al principio solo hablaban de datos, de números, luego pasaron a preguntas más complicadas, complicadas para Russek al menos, que no había tenido tiempo de prepararse.
--Bien Licenciado, sobre la propuesta todos en ésta ciudad, y quizá en todo el país tenemos una postura, quisiera saber ¿Cuál es la suya?—Pregunto la periodista.
Russek titubeó antes de contestar, se vio un poco nervioso, pero la verdad es que no era así, no estaba nervioso, a pesar de que era un tema delicado el que trataban y a pesar de que era la primera entrevista que le hacían para la televisión. Él nunca se ponía nervioso, fue lo contrario, estaba tan confiado que se dio el lujo de distraerse. Lo distrajo la facilidad, la naturalidad y el profesionalismo de la joven, raro encontrar eso en una joven bonita, el resto de su atención la utilizo para observar de abajo para arriba y arriba para abajo a la reportera sin que las cámaras lo notaran. Cuando pudo procesar la pregunta contestó.
--Bien… Es que yo tengo una postura, pero. OK yo, como algunos saben soy uno de los tres conservadores que tiene que tener la comisión, somos del partido del bienestar de Hueso seco, y ya sabe la postura, nuestra postura es… Es bueno, conservadora como saben, protegemos los derechos humanos que se ponen en riesgo con la propuesta “firmes”… –hiso una pausa lo suficientemente larga como para hacer pensar que había terminado, pero no había terminado solo no se decidía a continuar, cuando quiso continuar diciendo “pero…” la reportera habló al mismo tiempo y lo interrumpió, Russek no habló y hubiera deseado que la joven no se diera cuenta de que trató de hablar, pero se dio cuenta y se calló cediendo la palabra con lenguaje corporal y luego verbalmente  pidiéndole que por favor continuara.
Profesionalismo—no pudo evitar pensar Russek, y luego siguió—Sí, decía que además de esa postura tengo una personal.
--Eso es interesante, cuéntenos por favor—Animó la joven.
--sí, es una postura más “neutral”, lo que pasa es que he… Dentro de la investigación que hemos hecho he encontrado cosas interesantes. Por ejemplo los “Anfibios” en su cultura y en sus creencias no admiten otra forma de gobierno más que a su Dios, al que le dedican sacrificios humanos ni tampoco respetan otras razas más que a ellos, a nivel cultural tienen el ideal de someter a las otras razas a su poder y al de su Dios y eso convierte a las asociaciones religiosas de éste tipo en un peligro, en un gran peligro yo diría. Y con los aracn… Perdón, los apóstoles de Arácnea es lo mismo, culturalmente quieren someter a toda la humanidad a su Deidad y a ellos en sí. Y yo estoy consciente de lo loco y exagerado que suena esto Rosario pero yo creo que más vale ser precavidos –Dijo Russek primero algo lento y después fluido.
--¿y ser precavido significa aprobar la reforma o que diría usted?
--Significa tomar con cuidado la decisión, investigar más y tal vez cambiar algunos puntos de la reforma para que no sea tan agresiva y luego aprobarla por qué quizá, con los peligros que son éstas sectas esté algo justificado su agresividad a los derechos humanos.
--Eso sonó bastante radical viniendo de un conservador—Comentó la reportera Rosario Mora en tono de broma.
--No, bueno soy neutro en este momento, pero si la investigación demostrará los peligros de las sectas de Araknea y de los anfibios si me vuelvo radical. —Lanzó una pequeña sonrisa al final de la frase, pero no pareció divertido, por qué dejó claro que hablaba en serio.

        Miguel Ángel Russek se levantó con esto en mente, se vistió, desayunó apenas un plato de cereal con leche y se fue a trabajar.
Llegó a su trabajo (las oficinas del ayuntamiento), estaba a la expectativa, esperando las reacciones de la gente que lo vio en la televisión. Saludó a algunos colegas de otras áreas, a las y los policías que hacían guardia, pero la respuesta fue el mismo saludo desanimado de martes por la mañana. Luego se topó con algunos que supieron que se había ofrecido para ser entrevistado, una secretaria dijo—miren es el tipo de la tele--, --me das un autógrafo, guapo—dijo un conserje bromista. Así que Russek se relajó y le empezó a quitar al asunto la poca importancia que le había dado.
Russek llegó a la sala destinada para su comisión, una sala de juntas común y corriente, de cualquier manera la comisión no iba a durar mucho, solo hasta que el congreso apruebe o desapruebe la reforma, lo cual podía llevar mucho tiempo o muy poco, en ningún caso demasiado como para tener oficinas independientes, ni tan poco como para no molestarse en atornillar esa placa afuera de la sala. Cuando llegó ya estaban Sandra barroso y Manuel Zúñiga ambos militantes del PCHS (Partido para el Cambio de Hueso Seco), ninguno de ellos mostró haber visto a Russek en televisión, en la hoja donde firmaban su asistencia ya estaba el nombre de Jaime Martínez, casi amigo de Russek. Jaime entró en el momento que Ángel firmaba. Jaime se le quedó viendo a Russek, parecía que tenía algo importante que decir, pero se limitó a saludar y se quedó cerca de la puerta. Russek saludo y como es su costumbre se dirigió al comedor por un vaso de café, Jaime salió tras él, y camino al comedor lo abordó.
--Ángel— llamó para que esperara, lo alcanzo y se acercó un poco más que lo normal y le susurró—Te vi ayer en la tele--.
--Sí, pero no doy autógrafos—contestó tranquilamente Russek.
 Jaime quedó impactado con esa respuesta, no lo pudo ocultar.
Ángel Russek no notó a tiempo la actitud seria de su compañero porque nunca la había visto. Jaime ni siquiera supo que decir, esperaba que Russek tuviera idea de lo que había hecho, del problema en el que se había metido: titubeó, estaba en shok con la ingenuidad de su camarada, pudo haber gritado pero se contuvo, no era nada prudente gritar, ni tampoco quería ofender a su compañero que ya estimaba.
--Acompáñame al baño –dijo Jaime ya calmado.
Seguía con expresión facial seria y severa, para entonces Ángel ya estaba entendiendo  de que se trataba todo eso.
Entraron al baño, por suerte no había nadie. De nuevo Jaime se enfrentaba al mismo dilema; no sabía por dónde comenzar, cerró la puerta, tomó aire y lo contuvo porque no sabía que decir. Russek lo ayudó a empezar.
— ¿Me excedí?
Jaime soltó el aire en un suspiro y luego habló.
--Sí, te excediste, y tienes razón, yo opino lo mismo, pero no debiste decirlo en televisión—Hizo una pausa por que comenzaba a alterarse de nuevo, caminaba de un lado a otro, movía las manos, se detuvo, respiró un poco y continuó. — Estas haciéndole mala publicidad al PBHS, lo haces quedar mal ¿entiendes? Peor de lo que los de mi partido podrían, míralo desde su punto de vista; ellos cuidan mucho su imagen de conservadores, de defensores de los derechos humanos y tú
“Los de tu partido no son unos santos. Entiende; Esto no se trata de brujería, zombis, anfibios y arácnidos, ni tampoco de derechos humanos, se trata de  poder.”
Jaime se había excitado de nuevo, ya había aumentado el volumen de su voz. Apenas terminó de decir eso sacó un revolver que traía fajado en el pantalón oculto con la camisa y lo sostuvo frente  su rostro, miró a Russek a los ojos. Russek temió, no podía evitarlo, le tenía confianza al tipo pero al verlo alterado y armado tuvo la reacción natural del miedo, y aunque él intentó evitarlo su lenguaje corporal lo mostró.
¡TÓMALA!—Dijo secamente Jaime, intentando no gritar.
Ángel no podía reaccionar, estaba convenciéndose a si mismo de que su camarada no le iba a disparar. Jaime se dio cuenta del miedo de su compañero, así que giro el arma en su mano para tomarla del cañón para ofrecerla correctamente.
—Tómala—Repitió, tranquilo, con voz moderada pero firme. La mirada igual de firme y todo él severo, inflexible.
Después de otra pausa Russek tomó el revolver, y se lo guardó tal como su amigo lo había guardado.
Cuando Ángel se hubo guardado el arma, Jaime se tranquilizó y abrazó a su amigo, ahora era su amigo, antes solo podían ser compañeros, camaradas, ahora había una situación que probaba su amistad.