Hueso Seco
CAPITULO I
Al amanecer Russek repasaba en su mente lo que pasó la noche
anterior. Antes de dormir no le había parecido tan importante, incluso durmió
bien esa noche, solo ahora le estaba tomando un poco de importancia aunque tal
vez a un no la importancia que merecía lo que hizo esa noche, lo que dijo esa
noche, las palabras que lo condenaron.
La tarde anterior una reportera llamó por teléfono para
pedir una entrevista con el Lic. Gustavo Perla, él director de la Comisión de
investigación de asuntos paranormales (la comisión temporal encargada de
recopilar información que fuera útil para que el congreso tomara una decisión
sobre la reforma a la ley de asuntos paranormales). Gustavo se negó así que la
periodista pregunto si alguien más le concedería la entrevista, Russek se
ofreció. Y esa misma noche después del trabajo guiaron a Russek hasta los
estudios de grabación.
El set tenía cómodos sillones queriendo crear un ambiente de
confianza, la joven reportera estaba sentada en un sillón individual y Russek a
un lado en uno mediano, como para tres personas.
En la entrevista hablaron de lo que se esperaba, sobre la
propuesta de reforma a la ley de asuntos paranormales, al principio solo
hablaban de datos, de números, luego pasaron a preguntas más complicadas,
complicadas para Russek al menos, que no había tenido tiempo de prepararse.
--Bien Licenciado, sobre la propuesta todos en ésta ciudad,
y quizá en todo el país tenemos una postura, quisiera saber ¿Cuál es la
suya?—Pregunto la periodista.
Russek titubeó antes de contestar, se vio un poco nervioso,
pero la verdad es que no era así, no estaba nervioso, a pesar de que era un
tema delicado el que trataban y a pesar de que era la primera entrevista que le
hacían para la televisión. Él nunca se ponía nervioso, fue lo contrario, estaba
tan confiado que se dio el lujo de distraerse. Lo distrajo la facilidad, la
naturalidad y el profesionalismo de la joven, raro encontrar eso en una joven
bonita, el resto de su atención la utilizo para observar de abajo para arriba y
arriba para abajo a la reportera sin que las cámaras lo notaran. Cuando pudo
procesar la pregunta contestó.
--Bien… Es que yo tengo una postura, pero. OK yo, como
algunos saben soy uno de los tres conservadores que tiene que tener la
comisión, somos del partido del bienestar de Hueso seco, y ya sabe la postura,
nuestra postura es… Es bueno, conservadora como saben, protegemos los derechos
humanos que se ponen en riesgo con la propuesta “firmes”… –hiso una pausa lo
suficientemente larga como para hacer pensar que había terminado, pero no había
terminado solo no se decidía a continuar, cuando quiso continuar diciendo
“pero…” la reportera habló al mismo tiempo y lo interrumpió, Russek no habló y
hubiera deseado que la joven no se diera cuenta de que trató de hablar, pero se
dio cuenta y se calló cediendo la palabra con lenguaje corporal y luego
verbalmente pidiéndole que por favor
continuara.
Profesionalismo—no pudo evitar pensar Russek, y luego
siguió—Sí, decía que además de esa postura tengo una personal.
--Eso es interesante, cuéntenos por favor—Animó la joven.
--sí, es una postura más “neutral”, lo que pasa es que he…
Dentro de la investigación que hemos hecho he encontrado cosas interesantes.
Por ejemplo los “Anfibios” en su cultura y en sus creencias no admiten otra
forma de gobierno más que a su Dios, al que le dedican sacrificios humanos ni
tampoco respetan otras razas más que a ellos, a nivel cultural tienen el ideal
de someter a las otras razas a su poder y al de su Dios y eso convierte a las
asociaciones religiosas de éste tipo en un peligro, en un gran peligro yo
diría. Y con los aracn… Perdón, los apóstoles de Arácnea es lo mismo,
culturalmente quieren someter a toda la humanidad a su Deidad y a ellos en sí.
Y yo estoy consciente de lo loco y exagerado que suena esto Rosario pero yo creo
que más vale ser precavidos –Dijo Russek primero algo lento y después fluido.
--¿y ser precavido significa aprobar la reforma o que diría
usted?
--Significa tomar con cuidado la decisión, investigar más y
tal vez cambiar algunos puntos de la reforma para que no sea tan agresiva y
luego aprobarla por qué quizá, con los peligros que son éstas sectas esté algo
justificado su agresividad a los derechos humanos.
--Eso sonó bastante radical viniendo de un
conservador—Comentó la reportera Rosario Mora en tono de broma.
--No, bueno soy neutro en este momento, pero si la
investigación demostrará los peligros de las sectas de Araknea y de los
anfibios si me vuelvo radical. —Lanzó una pequeña sonrisa al final de la frase,
pero no pareció divertido, por qué dejó claro que hablaba en serio.
Miguel Ángel
Russek se levantó con esto en mente, se vistió, desayunó apenas un plato de
cereal con leche y se fue a trabajar.
Llegó a su trabajo (las oficinas del ayuntamiento), estaba a
la expectativa, esperando las reacciones de la gente que lo vio en la
televisión. Saludó a algunos colegas de otras áreas, a las y los policías que
hacían guardia, pero la respuesta fue el mismo saludo desanimado de martes por
la mañana. Luego se topó con algunos que supieron que se había ofrecido para
ser entrevistado, una secretaria dijo—miren es el tipo de la tele--, --me das
un autógrafo, guapo—dijo un conserje bromista. Así que Russek se relajó y le
empezó a quitar al asunto la poca importancia que le había dado.
Russek llegó a la sala destinada para su comisión, una sala
de juntas común y corriente, de cualquier manera la comisión no iba a durar
mucho, solo hasta que el congreso apruebe o desapruebe la reforma, lo cual
podía llevar mucho tiempo o muy poco, en ningún caso demasiado como para tener
oficinas independientes, ni tan poco como para no molestarse en atornillar esa
placa afuera de la sala. Cuando llegó ya estaban Sandra barroso y Manuel Zúñiga
ambos militantes del PCHS (Partido para el Cambio de Hueso Seco), ninguno de
ellos mostró haber visto a Russek en televisión, en la hoja donde firmaban su
asistencia ya estaba el nombre de Jaime Martínez, casi amigo de Russek. Jaime
entró en el momento que Ángel firmaba. Jaime se le quedó viendo a Russek,
parecía que tenía algo importante que decir, pero se limitó a saludar y se
quedó cerca de la puerta. Russek saludo y como es su costumbre se dirigió al
comedor por un vaso de café, Jaime salió tras él, y camino al comedor lo
abordó.
--Ángel— llamó para que esperara, lo alcanzo y se acercó un
poco más que lo normal y le susurró—Te vi ayer en la tele--.
--Sí, pero no doy autógrafos—contestó tranquilamente Russek.
Jaime quedó impactado
con esa respuesta, no lo pudo ocultar.
Ángel Russek no notó a tiempo la actitud seria de su
compañero porque nunca la había visto. Jaime ni siquiera supo que decir,
esperaba que Russek tuviera idea de lo que había hecho, del problema en el que
se había metido: titubeó, estaba en shok con la ingenuidad de su camarada, pudo
haber gritado pero se contuvo, no era nada prudente gritar, ni tampoco quería
ofender a su compañero que ya estimaba.
--Acompáñame al baño –dijo Jaime ya calmado.
Seguía con expresión facial seria y severa, para entonces
Ángel ya estaba entendiendo de que se
trataba todo eso.
Entraron al baño, por suerte no había nadie. De nuevo Jaime
se enfrentaba al mismo dilema; no sabía por dónde comenzar, cerró la puerta,
tomó aire y lo contuvo porque no sabía que decir. Russek lo ayudó a empezar.
— ¿Me excedí?
Jaime soltó el aire en un suspiro y luego habló.
--Sí, te excediste, y tienes razón, yo opino lo mismo, pero
no debiste decirlo en televisión—Hizo una pausa por que comenzaba a alterarse
de nuevo, caminaba de un lado a otro, movía las manos, se detuvo, respiró un
poco y continuó. — Estas haciéndole mala publicidad al PBHS, lo haces quedar
mal ¿entiendes? Peor de lo que los de mi partido podrían, míralo desde su punto
de vista; ellos cuidan mucho su imagen de conservadores, de defensores de los
derechos humanos y tú
“Los de tu partido no son unos santos. Entiende; Esto no se
trata de brujería, zombis, anfibios y arácnidos, ni tampoco de derechos
humanos, se trata de poder.”
Jaime se había excitado de nuevo, ya había aumentado el
volumen de su voz. Apenas terminó de decir eso sacó un revolver que traía fajado
en el pantalón oculto con la camisa y lo sostuvo frente su rostro, miró a Russek a los ojos. Russek
temió, no podía evitarlo, le tenía confianza al tipo pero al verlo alterado y
armado tuvo la reacción natural del miedo, y aunque él intentó evitarlo su lenguaje
corporal lo mostró.
— ¡TÓMALA!—Dijo
secamente Jaime, intentando no gritar.
Ángel no podía reaccionar, estaba convenciéndose a si mismo
de que su camarada no le iba a disparar. Jaime se dio cuenta del miedo de su
compañero, así que giro el arma en su mano para tomarla del cañón para ofrecerla
correctamente.
—Tómala—Repitió, tranquilo, con voz moderada pero firme. La
mirada igual de firme y todo él severo, inflexible.
Después de otra pausa Russek tomó el revolver, y se lo
guardó tal como su amigo lo había guardado.
Cuando Ángel se hubo guardado el arma, Jaime se tranquilizó
y abrazó a su amigo, ahora era su amigo, antes solo podían ser compañeros,
camaradas, ahora había una situación que probaba su amistad.
…
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