Bueno, querido lector,
déjame ser el primero en decir que el tema ya pasó de moda, es verdad. Ese es uno
de los problemas que yo veo, no sé si solo actualmente o en todos los tiempos,
pero todo pasa de moda muy rápido. Las cosas a las que se les presta mucha
atención de pronto, al siguiente momento son olvidadas, y olvidadas tanto como
fueron tema de conversación. Así las cosas pierden su importancia, incluso las
serias. Para mí ese hecho me parece interesante, fascinante como objeto de
estudio, pero es también preocupante, porque el pueblo no gana nada estando muy
molesto por poco tiempo.
Pero mi objetivo no es
estar a la moda, solo quiero decir lo que siento, ser escuchado y ayudar a
desarrollar mentes críticas. Y para esta meta mi discurso es oportuno, un poco después
del suceso en cuestión.
Indignación, molestia,
y asco, fue lo que sentí en cuanto me enteré que el aún, desgraciadamente
presidente de México, había invitado a Donald Trump a venir, y quizá tú,
querido lector, te identifiques. Pero esa fue mi reacción inmediata, luego de
que me tranquilicé, en unos días, empecé a ver las cosas con claridad, y aquí están
mis razonamientos.
Hay que aceptar que todo
lo que haga Peña está mal, ya es automático, no importa qué, solo basta que lo
haga él y estaremos en contra. Y ya después de tanto, está justificado, para
las masas, pero para quien quisiere tener un pensamiento más crítico es un gran
error. Separemos al hombre de las decisiones, ideas, propuestas y demás, una
cosa es una cosa y otra es otra, además un presidente no es una sola persona,
un presidente es asesores, influencias de otras personas, padrinos, etc. Y aunque
lo fuera. Yo les aseguro que si no lo hubiera invitado ya hubiera muchos (o hubiéramos)
opinadores diciendo “¿dónde está la diplomacia?” “No se comporta como un
presidente”, y seguro que serían los mismos que se manifestaron en contra de
esa decisión, porqué están en contra del hombre y no son capases de separar.
No nos confundamos,
invitar a Trump fue una buena decisión, quizá de las pocas que se han tomado en
éste gobierno. Pero como no palpamos ningún benefició de ello, hay que imaginar
otras opciones que pudo haber tenido, finalmente en situaciones como estas no
hay decisiones correctas, ninguna dejará contentos a todos, se elige la menos
peor. Analicemos qué más se pudo haber hecho.
Si no se hubiera
invitado a ninguno de los dos candidatos se entorpece la relación E.U, se
pierde la diplomacia, no se le demuestra apoyo a Hillary. Si no se invita a
Trump, pero si a Hillary, hay apoyo para la candidata, bien, pero es una ofensa
a Trump, y esa es la peor opción posible. Como si un niño te sacara la lengua y
tú se la sacaras también, es rebajarse al mismo nivel. No señor, si un niño estúpido
te saca la lengua y te grita vulgaridades no le contestas igual, demuestras que
eres más maduro que él.
Debemos cuidar
nuestras relaciones con Estados Unidos, no solo por las razones económicas y
políticas sino por nuestra histórica relación cultural. Aceptemos que mucho de
su cultura es parte de la nuestra y viceversa, mantengamos nuestras relaciones
por la paz.
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